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sábado, diciembre 31, 2011

El viejo vino a quemar Gigantes.

Torres-Del-Paine-Patagonia

Las Torres del Paine son los Gigantes de la Belleza de Chile.
Y el enemigo intentó quemarlos.
Son sus manos, alzadas saludando a Antü el Rey Sol.
Que el enemigo intentó quemar.
Arcana puerta a la Ciudad de los Césares.
Y el enemigo intentó quemarla.
Bosques primigenios de patagones de otros años.
Que el enemigo intentó quemar.
Mellada por el fuego, cercada por acero, contenida con represas...
Vendida al enemigo... ¡Al enemigo usurero!
Ese viejo de siempre, que con los verdes billetes del progreso, amenaza con crisis energéticas, proteicas, lumínicas y vitamínicas.
Ese viejo de siempre, ese que con las verdes palabras de un falaz ambientalismo compra, cierra, cerca, oculta.

Ese viejo, ese que se enfrenta a si mismo para confundir, ese que construye de lágrimas su armadura, para hacerse incuestionable, irrevisable…

Ese viejo que te oprime, con sus dos manos… ¡Te estrangula!
Con su diestra de verde-dólar y su zurda de rojo intenso, inventa enfrentarlas pero tu estás en medio.

Chile, Chilli Mapu mío, ¡Despierta gigante… amor, madre, padre, mío, antes que llegue el viejo!

sábado, diciembre 10, 2011

De los adioses.

No tengo mucho más por reflexionar, a estas horas de azul intenso, donde el fuego parece solución o castigo, y en aquellos viejos espacios vacuos en que una larga cuerda, una botella amiga de sueños o un río de tinta roja para anotar el adiós en 4 idiomas y medio pueden ser juntos o separados un réquiem para la cobardía si se quiere, o para una valentía que ha terminado por resquebrajarse.
No es culpa suya. No es de ti o de ella, no es de él, ni de ellos ni de ellas. No es de ustedes. Lo intentaron, todos lo intentaron y lo intentamos y no resultó.
Asumo cada error y cada paso, incluso los que me han traído a este viejo lugar para cerrar el círculo. ¿Muy corto? No tanto. Confieso más de lo debido y al final ¿Cuánto más larga es la vida? ¿Cuántos pasos se caminan en verdad?

Odio esa obra de Sábato, "El Túnel". Un enfermo de aquellos. Cuándo se entra en el Tunel debe entrarse solo y dejar claro que no se arrastra al que te ama. Ese estúpido llega a eso porque quien ama no lo ama. ¿Sabe esa gente lo que es simplemente no poder amar? ¿ Lo que es tener que callar amores o fingir otros para encajar en sociedad?

Al menos se que, cómo sea que lo haga, las cosas irán para mejor.

Se bajan las viejas cortinas enrolladas en el marco de la ventana, para darle oscuridad a un sueño eterno, a un sueño enfermo, al sueño de muchos y anhelo de todos.

jueves, diciembre 08, 2011

Sueño contigo.

No sé si es que tengo sueño, o sueño que tengo.
No sé si fue un suspiro o un leve bostezo.
No sé si son legañas o es una lágrima.
No sé si nada sé porque de sueño no pienso o si no pienso es porque me la paso soñando.

Me dijiste que querías verme soñar.
Pero no me dijiste que era contigo.
Y ahora no se si sueño contigo, o si contigo me da sueño.

Me despertaste, y yo ya empezaba a soñar.
Me despertaste, cuando te había soñado.
Me quitaste la almohada, y la llevaste a tu rincón de la cama.
Me quitaste tus hombro, tus pechos y tu espalda.

Me dijiste que querías verme soñar.
Y yo te dije que no era contigo.

DSCI1278

jueves, noviembre 17, 2011

Rugby…

De repente, me acordé que tenía un blog.

Pero de repente, también me acordé que no quiero andar publicando y ventilando como cuando era “pendejo”.

Ahora, quiero ser grande, como esos niños de ese añejo programa de “Bakán”. Y para ser grande, decidí hacer un deporte, y así llegó Rugby a mi vida.

Esta relación partió con una invitación. Considerando mi glorioso pasado (y bien pasado) en las Artes Marciales, pensé que no sería tan complejo aguantar golpes,  y por lo tanto la relación con el juego sería natural y llevadera.

Le erré y le apunté: Claro, si me botan no quedo sufriendo en el suelo, pero 9 años en un deporte individual no desarrolló eso que siento me falta en demasía: el trabajo en equipo. ¿Cuando me meto? ¿A quién se la paso? ¿Que demonios hago ahora?.

Antes, si se me pasaba un golpe y alcanzaban mi rostro, perdía yo. Si ahora se me cae la pelota o le doy un pase a un contrario, es el equipo el que pierde. Antes, sólo era la tortura de la frustración. Hoy, la culpa se agrega al cocktail derrotista.

Nada, sin amilanarse, como me dijo una vez un buen profesor de Educación física y karateka, Guillermo Soto. A ponerle el hombro, a entrenar… ¿Nadie se ha encontrado iniciando una relación con una mujer a la que apenas conoce? Eso quiero con el rugby.

1, 2, 3…¡POPEYES!