Te recuerdo cuando estabas en febril primavera, posada a mi ventana, mujer quinceañera.
Me recuerdo allí a la espera en viril sentimiento, de una atrapada certera, de un púber pensamiento.
¿Qué somos ahora, qué somos? ¿Recuerdo, ilusión, pasión, sentimiento?
Hoy caminamos por otras calles y con otras gentes, nos topamos y nos vemos como extraños.
Pero sin buscarte mi mirada te encuentra, sin buscarme ya me ves, y al reconocernos pareciera que enrollamos un ovillo, recogiendo un fino hilo cual fibra de seda, que aparece a unir caminos, hallándonos sorprendidos, lanzándonos bien lejos, un rincón o a un destino, a mil sueños bien despiertos.
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