Powered By Blogger

domingo, noviembre 09, 2014

La Sonrisa Eterna.

Don Hugo Roggendorf no está muerto.
Don Hugo vive en nuestros ideales y en nuestro actuar cuando seguimos su ejemplo.

 Es casi irónico pensar que el mismo hombre que lucho y sobrevivió a los combates en el frente más duro que guerra humana alguna jamás pudo conocer -El Frente Ruso en la II Guerra Mundial-, que pasó por los campos de prisioneros soviéticos y yanquis; un hombre que vio al Hades a la cara, haya abandonado esta experiencia terrenal en una siesta. 
Digo casi irónico, porque en realidad no lo es. El hombre se ganó la muerte descansada y sin dolor del viejo soldado que dio todo por su Patria, por Europa y por sus Ideales, que forjó una familia y una industria, que ayudó a su Patria Adoptiva, a su ciudad adoptiva, a los más desposeídos. Don Hugo se ganó esa muerte merecida.

 Hoy lloramos, pero debemos estar felices que el Superhombre que es Don Hugo hoy se reunirá con sus viejos camaradas en el Gran Salón de los valientes, y montará Guardia junto a los luceros a la espera que todos sus Queridos Hermanos lleguemos en una jornada a formar las Filas Eternas junto a él.

 Hoy lloramos una muerte, pero debemos en su lugar honrar una vida y no dejarla apagarse, porque él sólo dejará de existir cuando lo olvidemos, olvidemos sus enseñanzas, dejemos de seguir su ejemplo y abjuremos de nuestros ideales y costumbres.

 Don Hugo nos enseñó no sólo la bravura y estoicismo del viril soldado, no sólo que nuestro Honor debe ser la Lealtad a nuestra Patria, nuestra Familia y nuestro Ideal, si no que además nos enseñó que todo eso debe hacerse con una sonrisa. Porque Don Hugo siempre era una sonrisa. Siempre nos recibió a todos, sin distinción, con su sonrisa amable y franca. Siempre preguntando, siempre queriendo conocer y aprender.

 Don Hugo se fue con el abrigo y las botas puestas, en un interludio de sus preparaciones para ir a su local a revisar la marcha de las cosas. El jamás dejó de trabajar y de preocuparse de sus colaboradores (Porque jamás los llamó empleados). Y así se fue, trabajando. Y por su orden expresa, el local no cerró ni siquiera en el día de su muerte, ni en los siguientes. No hubo "cerrado por luto". Porque el Trabajo Dignifica.

 No podemos caer en llanto. Él nos quería soldados, como en Rusia y en Tarapacá.
Y un soldado, al ver caer a su camarada, se seca la lágrima que le cae, saluda, y sigue peleando.
¡A no rendirse y a seguir siendo leales!


jueves, noviembre 06, 2014

Y no te creo.

Tienes los dedos de hielo, los labios de flor y los ojos de fuego.
Jamás podré creer en esa cómica frialdad tuya, en el hielo mentiroso de tus dedos blancos.
Me rechazas, te burlas, te niegas y te revuelves.
 Pero tus ojos me queman y llamean, me derriten las ideas y me comen los sentidos.
 Y lo sabes, y sabes que yo se que lo sabes.

Por eso la flor de tu sonrisa, por eso el candor y ese ligero brillar de tus mejillas de primavera.
 Porque tus ojos son brasas que me llaman y que quieren que te busque de nuevo, 
que te saque de tus calmas y te lleve hasta tus cielos,
 huyendo de las nubes que quieren taparte el Sol pagano que te niegas a mirar.

Espérame, a mi llegada, al retorno de mis brazos firmes a dejarte quieta y muda,
 a inquietar tus calmas y dar vuelta la batea de tu negación al aire.

(No te arrepentirás y tu sangre de mujer te lo agradecerá.)