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jueves, marzo 29, 2012

De adentro hacia afuera.



“Como una semilla, mujer. Así te veo.

De adentro hacia afuera, creciendo, sembrándote en mi alma, cerebro y corazón.

Destrózame el encéfalo, que tienes ideas duras, no solo pechos.

Inunda mi corazón con la tierna llovizna de tus palabras, que no seas simple humedad entre piernas.

Clava tu nombre en mi alma, no me ofrezcas que te clave de deseo, no; invierte el proceso: Clávame tu con la electricidad de tus ojos pequeños y la complejidad de tu sonrisa esquiva.

¿Sabías que las semillas tienden sus raíces en la tierra antes de elevarse? ¿Has notado que no es fácil arrancar una planta?

En cambio, un palo clavado, desde afuera hacia adentro, se saca y se pone muy fácil… “Como parece ser que se quiere que sea, pero no es ni se quiere, si no que solo parece, se hace parecer, y se quiere hacer parecer.”

¡Entiéndelo Venus! Tus palabras, tu sonrisa y esa alma guerrera y apasionada pesan más que esas curvas que tu falda me ofrece.

Enciendes mi deseo como fuego, y en tu pecho crecen los ríos de sangre que inunda mi ser. Pero eso nada, si lo comparo con la pasión del ideal revelado, con tus palabras sonoras, que me hacen temblar el alma y que son como olas en las rocas de mi ser…

¿Puedes erosionar, sabes?

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Si, abre el escote de tu cabeza, para que pueda mirar, y también levántate la falda de tu alma, mira que estás tapando tu corazón con tanta piel.

No, no te quites la ropa; por favor quítate la máscara, que antes de besar tu boca quiero ver, aunque sea un segundo, tu veraniega sonrisa.

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