Las Torres del Paine son los Gigantes de la Belleza de Chile.
Y el enemigo intentó quemarlos.
Son sus manos, alzadas saludando a Antü el Rey Sol.
Que el enemigo intentó quemar.
Arcana puerta a la Ciudad de los Césares.
Y el enemigo intentó quemarla.
Bosques primigenios de patagones de otros años.
Que el enemigo intentó quemar.
Mellada por el fuego, cercada por acero, contenida con represas...
Vendida al enemigo... ¡Al enemigo usurero!
Ese viejo de siempre, que con los verdes billetes del progreso, amenaza con crisis energéticas, proteicas, lumínicas y vitamínicas.
Ese viejo de siempre, ese que con las verdes palabras de un falaz ambientalismo compra, cierra, cerca, oculta.
Ese viejo, ese que se enfrenta a si mismo para confundir, ese que construye de lágrimas su armadura, para hacerse incuestionable, irrevisable…
Ese viejo que te oprime, con sus dos manos… ¡Te estrangula!
Con su diestra de verde-dólar y su zurda de rojo intenso, inventa enfrentarlas pero tu estás en medio.
Chile, Chilli Mapu mío, ¡Despierta gigante… amor, madre, padre, mío, antes que llegue el viejo!