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jueves, junio 18, 2015

El parque.

Sin ella es más largo el camino, es como intentar olvidarla. Pasan los metros como pasan los días y el último adiós fue como la esquina del castillo ese del Doctor Wilhelm. Ahora paso por la Biblioteca Municipal y me duelen las patas. "No tienes patas, tienes pies" me reprendía. Nada que hacer, si entro ahí a estudiar un rato tampoco podré dejar de pensarla. Al contrario. Las armaduras del viejo ridículo ese me la recordarán. Y están mal hechas, igual que lo estaba nuestra relación, con mi falta de cuidado y su falta de honestidad consigo misma. El parque sigue, el tiempo pasa, los metros torturan y dudo que al llegar al Unimarc consiga secar las lágrimas.