Powered By Blogger

martes, septiembre 09, 2014

Mujer suya.

Eres tan suya, aunque pareces tan tuya.
A veces me  pareces mía. Pero sólo cuando pienso los colores en ti, perdido en tus palabras, en tus ojos pequeños y tu sonrisa franca.
Porque eres suya y tuya. No mía y tuya. No nuestra. Ni en sueños.
Te miro cuando llegas, con tu figura que es como fuego, con tu rostro que es el imán de mis ojos y tu boca que sólo aumenta el hambre de esas horas reunidas.
 ¿Me dejarás leerte estas palabras ridículas una noche lluviosa como esta?
¿Calmarías la soledad germinal de mis desvelos gélidos?
A estas horas ya es tan tarde, que supongo que estás en los brazos tuyos, con las sonrisas suyas y esa seda de tu cabello y yo, yo mientras tanto me quedo en los recuerdos nuestros, de tu seda en mi cuello, a presión de un adiós enredado, de un abrazo tumultuoso, de tu perfume en mi mentón.

Abrázame de nuevo pero esta vez no me dejes ir. Sólo déjanos.