Pero los abro y ya no estás, sólo fuiste un color dentro de mis párpados.
Los abro y ya no siento la sombra de ese árbol misterioso que nos tapó del mundo.
¡Esto es como volverse a encontrar! ¡Pero las letras son frías!
¡Y que fría ha de sentirse tu piel contra mis labios!
Entonces respiro, para poder cerrar mis ventanas al mundo.
Para poder mirar las estrellas más viejas, las estrellas lejanas.
Las que nos cubrían y nos descubrían.
Las que nos descubrieron juntos.
¡Por que las dimensiones son físicas! Y esto es tan espiritual...
Es tan espiritual que la física, celosa, nos ha traicionado.
Nos ha excedido en distancia.
Nos ha convertido el tiempo en escaso.
Y cual alquimista siniestra, convirtió cada momento en oro.
¿Y si la desafiamos?
Probemos cuanta tensión puede aguantar la atracción, antes que el roce la piel y el calor de los besos agote el electrizante voltaje de dos cuerpos fósiles.